sábado, 14 de marzo de 2020

TEXTO APOYO HABILIDADES FÍSICAS PARA EL CUESTIONARIO 2 Y 3 - GRADO 603

TEXTO DE APOYO PARA RESPONDER EL CUESTIONARIO 2 Y 3  
GRADO 603

   LAS CUALIDADES FÍSICAS BÁSICAS


La mayoría de personas conocen las cuatro cualidades físicas básicas que son:

a)     Fuerza
b)     Velocidad
c)      Flexibilidad
d)     Resistencia

El correcto desarrollo y armonización de todas ellas, determinará, la solvencia de un individuo, para desenvolverse en el entorno físico. El individuo necesitará un buen nivel en el desempeño de las cuatro, además de en las capacidades coordinativas (coordinación, equilibrio y agilidad), para sortear peligros, desplazarse por sus propios medios sin excesiva fatiga, mover o levantar cargas, realizar tareas domésticas y de la vida diaria y, evidentemente, participar en actividades deportivas y de ocio activo.
Resulta necesario elaborar un marco que nos ayude a comprender cuáles son los métodos más adecuados para la mejora de las capacidades físicas básicas (desde ahora CFB) en niños y cuáles hay que descartar por ser potencialmente peligrosos o dañinos


para un cuerpo en fase de crecimiento, y para ello tendré que buscar estudios sobre dicho tema y también cruzar los datos sobre la numerosa bibliografía, sobre teoría del entrenamiento y estudios sobre el crecimiento y factores de riesgo en dicha etapa.
No todo el mundo conoce la definición exacta de cada una de las CFB, ni tampoco las formas en que tradicionalmente y en ocasiones hasta día de hoy se han entrenado. Por todo esto, lo primero que voy a hacer es realizar una explicación de estos aspectos y así poder situarnos en dicho contexto y fijar una serie de conceptos que van a emplearse a lo largo de este trabajo.


 LA FUERZA


Cuando hablamos de la fuerza como capacidad física, nos referimos a la capacidad de un músculo de vencer una resistencia. Evidentemente, no solo el músculo participa en la aplicación y ejercitación de la fuerza, puesto que si profundizásemos en el tema, veríamos que existen una serie de componentes, como nervios, placas motoras, elementos articulares, tejidos conjuntivos, etc. que contribuyen mediante palancas a la aplicación de la fuerza.
Por otra parte, no toda aplicación de la fuerza, conlleva vencer una resistencia, puesto las contracciones isométricas en las que evidentemente aplicamos una fuerza, no se produce movimiento alguno y la fuerza aplicada esta en equilibrio con la resistencia opuesta.
Una contracción aniso métrica, es decir aquella en que se produce movimiento, puede ser positiva, si vencemos la resistencia o negativa, si la resistencia nos vence a nosotros.
En todos estos casos se produce una aplicación de la fuerza y ciertamente cuanto más fuertes seamos, mayor capacidad tendremos de vencer mayores resistencias.
También se conocen en la actualidad varias manifestaciones de la fuerza.
a.  Fuerza máxima: es la capacidad de vencer una resistencia lo mayor posible de una sola vez. Por poner un ejemplo podríamos decir que un halterófilo o un powerlifter, son deportistas de fuerza máxima puesto que tratan de movilizar el mayor peso posible en una sola repetición. La fuerza máxima es, valga la redundancia, la máxima expresión de la fuerza.
b.        Fuerza velocidad: es la capacidad de aplicar la fuerza con la mayor rapidez posible. Un ejemplo sería un tenista al sacar o un boxeador al lanzar un golpe.
c.  Fuerza resistencia: es la capacidad de aplicar la fuerza durante un periodo de tiempo prolongado o en múltiples repeticiones sucesivas. Un ejemplo de ello sería un escalador que hace fuerza sostenida y de forma repetida con manos y dedos para hacer presas en la roca.

La fuerza se entrena y se ha entrenado desde hace ya muchos años mediante la movilización de resistencias, es decir levantando pesos en diferentes ejercicios y ángulos. Actualmente, han aparecido nuevas herramientas como los aparatos de musculación (máquinas) tan populares en los gimnasios, elásticos o aparatos de trabajo en suspensión. En cualquier caso el entrenamiento de la fuerza, sea la manifestación que sea, se trabaja mediante la movilización de resistencias y la variación el número de series, repeticiones o % de 1RM y velocidad del trabajo, determinarán que tipo de fuerza potenciamos.
Bien, como es evidente, esta no parece la mejor manera para que niños de Educación Primaria trabajen la fuerza, o por lo menos no en la misma forma que lo hacen los adultos. Cualquier persona con una mínima capacidad de raciocinio puede deducir que el levantamiento repetido de pesados lastres no augura nada bueno a un individuo de corta edad, en plena etapa de crecimiento y con unas estructuras aún inmaduras, algo débiles e inestables. De la misma forma que la mochila de un niño no debe pesar más de X Kg para no amenazar la integridad de su espalda, un niño que trabaje con halteras, deberá utilizar aquellas de menor peso.


Los estudios más actuales y los trabajos que recopila e interpretan los datos de los mismos, como el trabajo “Entrenamiento de la fuerza con sobrecargas en niños pre púberes” del año 2004 y elaborado por el Profesor de la Licenciatura en Educación Física y Deporte de la Universidad Abierta Interamericana, Federico Bertolano, concluyen que el trabajo con sobrecargas (entendiendo sobrecargas en su acepción de pesos y no en la de carga excesiva), en niños no presenta mayor riesgo para estos que el que presenta cualquier otra práctica físico deportiva. Es decir que siempre que se respete una moderación en cuanto al volumen y la intensidad del entrenamiento de la fuerza, esta no representará un peligro para el desarrollo del niño, al tiempo que tiene múltiples beneficios para el mismo tanto en los niveles de fuerza, destreza y función hormonal, como en la reducción del sobrepeso.
Obviamente, esto significa que el niño puede entrenar su fuerza y puede trabajar con pesos, siempre y cuando lo haga con un control y seguimiento adecuado y teniendo en cuenta que un niño no es capaz de soportar las cargas de entrenamiento que soporta un adulto y que por lo tanto deberá adaptar la carga de trabajo a sus posibilidades.
Parece entonces que el entrenamiento de la fuerza en niños es beneficioso siempre que se tenga en cuenta que su umbral de sobre-entrenamiento es más bajo que el de un adulto. Además el trabajo de la fuerza ayuda al fortalecimiento de nuestra musculatura y por ende contribuye a la corrección postural y por lo tanto al crecimiento harmónico, reduciendo algunas de las descompensaciones que se dan durante el crecimiento y en especial en la adolescencia.
Por otra parte el entrenamiento con pesos requiere de un material que difícilmente encontraremos en un centro escolar y de un método de trabajo que resulta cuando menos poco divertido, dada su sistematización y lo repetitivo de su organización y ejecución mediante ejercicios, series y repeticiones.
Dado que lo que se busca en esta propuesta es una forma atractiva de trabajo, considero que hay tres propuestas que pueden resultar más atractivas y compatibles con el juego.
a.            La calistenia: basada en ejercicios sin sobrecarga y que buscan el sostenimiento y la estabilidad en distintos movimientos corporales.
b.            Ejercicios gimnásticos: que permiten trabajar con el propio peso.
c.             El acrosport: que consiste en la construcción de figuras humanas compuestas por varios jugadores.      
D. Juegos tradicionales: del acerbo popular y en los que el elemento de fuerza aparece, como el juego de arrancar cebollas o el de tirar de la cuerda.


 LA VELOCIDAD


La velocidad es la cualidad que nos permite movernos o desplazarnos rápidamente y podemos encontrar tres tipos de velocidad en la mayor parte de la bibliografía sobre el tema.
a.            Velocidad gestual: es la rapidez con la que realizamos un movimiento.
b.            Velocidad de desplazamiento: es la rapidez con la que vamos de un punto a otro, pero si la analizamos en profundidad y muy a pesar de la bibliografía, la velocidad de desplazamiento no es más que la velocidad gestual aplicada a un conjunto de movimientos encadenados como pueden ser las zancadas al correr o las brazadas al nadar.
c.             Velocidad de reacción: es la rapidez con la que somos capaces de reaccionar ante un estímulo. Un ejemplo es el tiempo que pasa en una prueba de 100m lisos, entre el disparo de salida y el primer movimiento del corredor para empezar su carrera.

El principal riesgo del entrenamiento de la velocidad es la brusquedad de los movimientos requeridos. Una salida de velocidad, un cambio de sentido, un saque de tenis o un lanzamiento frontal o de cadera de balonmano tiene un elemento en común que es la potencia (fuerza x velocidad) y los riesgos que ésta presenta.
A pesar de que el entrenamiento de velocidad, solo presenta beneficios, en los niveles de fuerza, de eficiencia y eficacia neuromuscular, así como en la mejora de nuestras capacidades de desenvolvernos en el entorno físico, presenta un inconveniente o elemento a tener en cuenta. Este elemento a tener en cuenta es la necesidad de un calentamiento supervisado y completo que lleve a nuestras estructuras anatómicas hasta un nivel de activación que les permita afrontar ejercicios de velocidad y potencia minimizando el riesgo de lesión.
Por lo anteriormente expuesto, propongo como forma de trabajar la velocidad, los siguientes tipos de actividades:
2)     Juegos tradicionales: que impliquen velocidad de desplazamiento, de reacción o gestual como el de golpeo de manos o la patada al bote.
3)                      Juegos de pillar: ya sean individuales o por grupos y en los que se trabaja la velocidad de                  desplazamiento.
4)                       Juegos de reacción: como el blanco y negro, el pañuelo o el pisa pies, que trabajan la                        velocidad gestual y de reacción.


 LA FLEXIBILIDAD


La flexibilidad es aquella cualidad que nos permite alcanzar el mayor rango de movimiento de una articulación. Es decir, que nos permite realizar movimientos amplios y de largo recorrido. Esta cualidad es la única que no mejora de forma natural desde la niñez hasta la edad adulta, para luego empeorar a medida que nos acercamos a la vejez. La flexibilidad se encuentra en su máximo nivel en la primera infancia, pero empieza a empeorar a partir del momento mismo del nacimiento.

Existen varios métodos para el entrenamiento de la flexibilidad, que podemos dividir en dos grupos principales:

a)     Estiramientos estáticos.

b)     Estiramientos dinámicos.

Los estiramientos estáticos son aquellos en que no se aplica movimiento durante la fase de estiramiento. Es decir, se produce un primer movimiento con el que llegamos hasta el punto de estiramiento y a partir de ahí, simplemente se sostiene la posición para  prolongar la tensión aplicada en el tiempo. Dentro de los estiramientos estáticos, podemos también encontrar estiramientos de varios tipos.
a.  Activos: el estiramiento de un músculo, se debe principalmente a la contracción de su antagonista. Resultan poco efectivos, especialmente en los casos en los que el músculo a estirar es notablemente más potente que su antagonista o cuando por limitaciones anatómicas o biomecánicas, la contracción de un músculo no logra un


estiramiento destacable en su antagonista. Por otra parte son muy seguros dada su baja intensidad y el control que tenemos sobre todo el proceso.
b.  Pasivos: son aquellos en los que no interviene la acción muscular, sino que nos ayudamos de otros elementos, como la gravedad o el movimiento de determinados segmentos corporales. Dentro de los estiramientos pasivos, podemos encontrar otra categoría a la que denominamos “estiramientos asistidos”, que son aquellos en que nos asiste una persona o aparato, con tal de llegar un poco más lejos en nuestro trabajo. Son más efectivos que los estiramientos activos y aunque siguen siendo muy seguros, introducimos el elemento externo, que nunca podemos controlar al 100%.
c.                                                                                                                                       Facilitación Neuromuscular Propioceptiva o PNF: es aquel tipo de estiramiento en que mediante la asistencia de un compañero, llegamos al punto de máximo estiramiento y en ese momento realizamos una contracción isométrica del músculo durante escasos segundos. Posteriormente nuestro compañero trata de estirarnos un poco más allá de la posición de inicio. Este método resulta muy efectivo pero no es recomendable su uso si nuestro asistente no tiene conocimientos teóricos y prácticos sobre el método.

Los estiramientos dinámicos, son aquellos que implican movimiento, cierto balanceo o inercia que llevará en su frenada y rebote al estiramiento de los músculos implicados.  Este tipo de estiramiento ha demostrado tener ventajas respecto al estiramiento estático en los momentos previos a la práctica deportiva, al mismo tiempo que resulta menos eficaz en la mejora de la flexibilidad absoluta y menos seguro. Dentro de los estiramientos dinámicos, podemos encontrar los estiramientos balísticos, muy utilizados antaño, especialmente en deportistas de velocidad y potencia pero que resultan peligrosos,


puesto que se trata de realizar un movimiento rápido de un determinado segmento corporal y finalizarlo con una frenada brusca y rebote, al llegar la articulación a su tope.

Los estudios más recientes concluyen que estirar antes de la actividad física, no reporta ningún beneficio para la prevención de lesiones y además puede ir en detrimento de la economía y eficacia de movimiento de determinadas prácticas deportivas como la carrera. Sin embargo, el trabajo de flexibilidad regular y con un calentamiento previo o bien realizado después de la práctica deportiva, sí que aporta múltiples beneficios, como el mantenimiento de la flexibilidad y la recuperación del músculo, así como la más rápida eliminación de productos de desecho.
Por todo ello, creemos conveniente poner en práctica el trabajo de la flexibilidad en clase, aunque para hacerlo compatible con el juego, solo encuentro la siguiente fórmula.
a. Juegos que impliquen desplazamiento y la manipulación: en los que se puedan emplear estiramientos dinámicos.


    RESISTENCIA

La resistencia es la cualidad que nos permite sostener un determinado esfuerzo en el tiempo. Nos permite sobreponernos a un esfuerzo prolongado. Aunque existe la fuerza- resistencia, como cualidad de la fuerza, pongamos por ejemplo un escalador que necesita realizar repetidas y prolongadas contracciones de los músculos flexores de los dedos para asirse a la roca, generalmente, cuando hablamos de resistencia, nos referimos a la resistencia en trabajos cuya limitación principal es el sistema cardiovascular y respiratorio, y no un agotamiento del sistema muscular.

De todas formas, lo más adecuado es repasar los distintos tipos de resistencia que podemos encontrar y sobre las que hay un mayor consenso.
a.            Resistencia aeróbica: es la capacidad de superar esfuerzos muy prolongados y de baja intensidad, como por ejemplo una maratón, una etapa ciclista, un triatlón, 10.000, etc. En todas estas prácticas deportivas, el oxígeno que nuestro cuerpo puede captar es suficiente como para cubrir las necesidades de la práctica deportiva realizada.
b.       Resistencia anaeróbica: es la capacidad de superar esfuerzos de mayor intensidad y menor duración en los que la capacidad de captar oxígeno del organismo es inferior al
                             requerido por la actividad y en la que la fatiga se hace patente en un corto lapso de tiempo, ya               sea por fatiga muscular o por la deuda de oxígeno generada. Hay dos tipos de resistencia                    anaeróbica.
a.  Resistencia anaeróbica láctica: Es aquella que interviene en pruebas cómo los 400 u 800m. Se da cuando la duración de las pruebas no es lo suficientemente corta como para que el músculo se provea únicamente de los depósitos de glucógeno muscular, pero su intensidad es demasiado alta como para obtener el grueso de la energía requerida mediante glucólisis aeróbica o la beta oxidación de las grasas. Se obtiene la energía mediante  la glucólisis anaeróbica, generándose un producto de desecho, llamado ácido láctico que interferirá en nuestra capacidad funcional.
b.  Resistencia anaeróbica aláctica: es aquella que se pone en funcionamiento en esfuerzos muy intensos y muy cortos, como los 100m lisos o los 200m. Básicamente dependerá de la capacidad de un organismo para afrontar estos esfuerzos abasteciéndose únicamente de los depósitos de glucógeno muscular. Esta última resistencia es quizás la menos interesante, puesto  que es en la que menos participan el sistema cardiovascular y respiratorio, en favor de las reservas energéticas musculares.
La resistencia puede trabajarse mediante métodos distintos entre los que encontramos los métodos tradicionalmente usados por los corredores y otros métodos que han surgido en los últimos años, que si bien no han sido diseñados para el rendimiento, sí han sido muy populares como práctica recreativa o del mundo del fitness.
Entre los métodos tradicionales, encontramos:
a.             Métodos continuos: en los que generalmente se emplea la carrera o la marcha durante un tiempo prolongado y sin pausas y hay de dos tipos.
a.             Uniforme: la intensidad del esfuerzo se mantiene estable durante todo el tiempo de trabajo, como podría suceder en los 5.000 o 10.000m de atletismo.
b.             Variable: la intensidad varía durante el tiempo de ejercicio, como sucedería en un Fartlek o una prueba de cross running, donde el terreno presenta irregularidades y pendientes.

b.                              Métodos discontinuos o interválicos: son aquellos en que se producen pausas en las que se              puede descansar y también los hay de dos tipos.
a   Intensivos: los descansos son cortos e insuficientes para lograr una recuperación “completa”.


b.             Extensivos: los descansos permiten una recuperación completa.
Por otra parte dentro de los métodos que no buscan específicamente el rendimiento competitivo, podemos encontrar, las clases de aeróbic y otras formas bailadas o rítmicas como el cardiobox o la zumba, y entrenamiento en circuito como el que propone el crossfit o el circuito natural.

En este caso, las fórmulas en las que toma importancia el método continuo no nos resultan especialmente interesantes en el trabajo con niños, dado que resulta difícil aplicarles modos jugados, generalmente no disponemos de espacios suficientes en los colegios y menos en aquellos ubicados en grandes núcleos urbanos, y además por el hecho de que este tipo de ejercicios encaminados al rendimiento no son especialmente recomendables en la infancia. Es por ello que considero que las fórmulas más adecuadas para este tipo de trabajo son los métodos interválicos con tiempos no regulados, puesto que se producen de forma espontánea en los juegos de pillar y los circuitos, ya que la variedad de ejercicios que implican, los hacen más entretenidos, permiten juegos de competición como los equipos de relevos y al mismo tiempo permiten trabajar multitud de habilidades motrices como la agilidad, el equilibrio y la coordinación, haciendo del juego un entrenamiento integral.
Por ello, las formas más apropiadas para el trabajo de la resistencia son:
a.      Juegos de persecución o de pillar: en los que interviene la carrera y se intercalan espacios de ejercicio y descanso.
b. Juegos de relevos por equipos y circuitos de habilidad y velocidad

No hay comentarios.:

Publicar un comentario